El dilema económico que enfrentan los precandidatos antes de las elecciones: inflación y votos en juego

Propuestas de los precandidatos durante la campaña electoral y la dificultad del Gobierno para asumir el costo de las medidas antinflacionarias

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Hasta ahora, los aspirantes a la presidencia han presentado propuestas limitadas y sin planes integrales para combatir la inflación y la inestabilidad cambiaria, lo cual genera mayor incertidumbre a pocos días de las PASO. Aunque se discuten opciones como la unificación del tipo de cambio, la eliminación del cepo y la dolarización, su viabilidad e impacto preocupan a los expertos económicos.

Al mismo tiempo, el Gobierno parece estar en una situación difícil: reducir la inflación implicaría tomar medidas con un alto costo político, pero el constante aumento de precios está disminuyendo considerablemente las posibilidades de victoria en las elecciones.

En este contexto, el ministro de Economía, Sergio Massa, eligió la renovación de los acuerdos de precios como una medida paliativa.

Sobre este tema, Fundación Capital afirmó en un informe: “Si bien a corto plazo la renovación de los acuerdos de precios permitirá mantener la tasa de julio similar a la del mes anterior (6% mensual), a futuro, estos acuerdos solo tendrán un impacto a corto plazo, como hemos visto en versiones anteriores. Con el riesgo monetario y cambiario presente, la inflación volverá a niveles del 8% mensual. Así, el año terminaría en torno al 140%”.

En este escenario, el oficialismo espera llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para evitar una devaluación y darle poder al Banco Central para intervenir en el mercado de divisas.

A pesar de todo, los demás precandidatos tampoco están presentando propuestas innovadoras para frenar la escalada de inflación.

“Hasta ahora (y es lógico en campaña porque las medidas de ajuste no son populares), ningún candidato ha presentado un plan integral que permita pensar en una disminución sostenida de la inflación. En general, hay un consenso en la necesidad de controlar el déficit, no emitir moneda, regular los precios relativos, unificar el tipo de cambio y ordenar las reservas», afirmó la economista de EcoGo Rocío Bisang.

En esta misma línea se encuentran las propuestas de los precandidatos de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta.

Sin embargo, Bisang consideró: «La gran pregunta es si eso se puede hacer y al mismo tiempo mantener a esos sectores de la población que se verán más afectados por estas medidas. En ese sentido, se necesitará un plan integral, así como mucha coordinación y capacidad de adaptación en el proceso”.

En el mismo sentido, el economista Martin Kalos afirmó: «No hay una solución mágica para reducir la inflación, algo que el expresidente Mauricio Macri había propuesto en su momento. Decía que si se reducía la emisión monetaria, se reduciría la inflación. Eso ha demostrado ser falso y que, a corto plazo, hay muchos factores que pueden generar una alta inflación”.

«Es posible reducir la inflación y es necesario hacerlo, ya que no es viable convivir con estos niveles. Sin embargo, también tiene un costo y dependerá de quien resulte ganador si intentará o no compensar el impacto a través de políticas de transferencias directas, políticas de ingresos, entre otras», señaló.

Por su parte, Guido Zack, director económico de Fundar, expresó su opinión: «Hasta ahora, ningún precandidato ha presentado propuestas concretas. No necesariamente porque no las tengan, sino porque en los procesos de estabilización, especialmente cuando la economía enfrenta una alta inflación, el elemento sorpresa juega un papel importante y es difícil anticipar las medidas sin que estas generen incentivos contrarios a los esperados».

«Para estabilizar la economía, es necesario tener un plan integral que aborde todos los frentes que están afectando la inflación en Argentina. Esto implica avanzar hacia una consolidación fiscal que haga sostenible el déficit sin limitar el crecimiento económico. El margen de maniobra es estrecho, pero debemos intentar encontrar ese camino», señaló Zack.

«Además, se deben implementar medidas monetarias. La tasa de interés real debe ser positiva para fomentar el ahorro en moneda local y evitar la dolarización de los ahorros de la población», afirmó.

«Asimismo, es necesario adoptar medidas cambiarias para corregir el actual régimen que claramente no está funcionando», agregó.

La relación entre el dólar y la inflación

En este sentido, no se puede analizar el fenómeno inflacionario sin tener en cuenta su relación directa con el frente cambiario.

«Cuando el tipo de cambio aumenta, los precios también se incrementan. Esto ocurre debido a que muchos bienes (llamados bienes transables en economía) se importan y exportan, por lo que su precio está determinado en dólares a nivel internacional. Por lo tanto, cada vez que el valor del dólar sube en moneda local, esto se traslada directamente a los precios», explicó Zack.

En particular, «aunque Argentina tiene un único tipo de cambio oficial, las restricciones a la libre movilidad de capitales hacen que existan muchos otros tipos de cambio», señaló.

«Dado la escasez de divisas, el Banco Central ha comenzado a restringir el acceso al dólar para muchos sectores e importadores, lo que significa que algunos bienes no se importan. Sin embargo, otros bienes son comprados en el extranjero utilizando tipos de cambio paralelos, y son estos los que terminan siendo relevantes para determinar los precios», explicó el experto.

En línea con esto, el economista jefe de la consultora Ecolatina, Santiago Manoukian, planteó lo siguiente: «Ante la incertidumbre generada por la transición electoral, las expectativas crecientes de devaluación, el atraso cambiario, la brecha cambiaria y la escasez de reservas, las restricciones para acceder al dólar oficial se han fortalecido gradualmente, lo que ha aumentado la incertidumbre sobre los costos futuros de reposición de los bienes y productos importados».

En este contexto, las empresas están conscientes de los riesgos de una posible corrección del tipo de cambio oficial, por lo que es razonable que aquellos que importan, utilizan sus propios dólares o deben pagar un préstamo comercial adopten posiciones defensivas y valoren sus insumos/productos finales al mejor tipo de cambio paralelo disponible después de un posible salto cambiario.

En consecuencia, el tipo de cambio paralelo se vuelve relevante en el proceso de toma de decisiones de precios de las empresas, mientras que el tipo de cambio oficial tiende a ser menos representativo.

Aunque los principales precandidatos han propuesto medidas estructurales para resolver la crisis, no han especificado cómo se llevarán a cabo ni los riesgos que conllevan.

Una economía bimonetaria

En primer lugar, la precandidata Patricia Bullrich propuso establecer un sistema bimonetario. «El sistema bimonetario nos permitiría que tanto la moneda nacional como el dólar u otras monedas sean de uso corriente para transacciones y contratos. Estamos totalmente convencidos de este plan», dijo la ex ministra de Seguridad meses atrás en una entrevista con Radio Rivadavia.

Por su parte, Carlos Melconian, ex presidente del Banco Nación y economista cercano a Bullrich, afirmó: «Es necesario institucionalizar la bimonetariedad. Argentina ya es una economía bimonetaria y debemos establecer incentivos para que el mercado de capitales en dólares fluya nuevamente, lo que permitirá el crédito y la inversión local tanto para grandes como para pequeñas empresas e inversores».

En relación con esta propuesta, Bisang señaló: «En un escenario sin reservas, con déficit fiscal y un mercado de deuda en pesos bajo tensión, es difícil imaginar que pueda ser una solución sostenible».

Zack, por su parte, afirmó que «la disyuntiva está en permitir o no la libre circulación del dólar, lo cual generaría riesgos, en particular, un desajuste de las monedas similar al que experimentamos después de la convertibilidad».

«En general, los ciudadanos argentinos recibimos nuestros ingresos en moneda local, por lo tanto, permitir que los bancos otorguen préstamos en moneda extranjera podría generar un riesgo. Ante una devaluación, tanto individuos como empresas podrían tener dificultades para devolver estos préstamos, lo que podría desencadenar una crisis bancaria», afirmó.

«Si se permite la libre circulación del dólar, es imprescindible mantener una regulación estricta que solo permita a los bancos prestar a aquellos que tienen ingresos en dólares, evitando así estas situaciones», declaró.

«Esto, sin embargo, limita en gran medida la capacidad de los bancos para atraer depósitos en dólares, ya que tienen restricciones en sus préstamos. No obstante, esto generaría un sistema mucho más sólido», agregó Zack.

Unificación del tipo de cambio y eliminación del cepo

Por su parte, Rodríguez Larreta aseguró que en el primer año de su posible gestión se unificarán los 18 tipos de cambio, aunque no brindó más detalles al respecto.

«Una unificación del tipo de cambio provocaría un aumento repentino de la inflación y el problema es que actualmente el Banco Central tiene escasas reservas internacionales. Existe el riesgo de que este fuerte aumento del tipo de cambio se traslade plenamente a los precios», explicó Zack.

«El aumento de los precios y la volatilidad e incertidumbre asociadas a esto podrían generar nuevamente un incremento en el tipo de cambio. Esto daría lugar a una espiral inflacionaria que, sin reservas, es muy difícil de detener y es perjudicial para el crecimiento económico, la distribución de ingresos y, por lo tanto, la reducción de la pobreza», continuó.

«Unificar el tipo de cambio sin contar con reservas o con reservas netas negativas es extremadamente peligroso y no deseable. En Fundar proponemos un proceso de transición que implica un desdoblamiento efectivo del tipo de cambio o bien una unificación con una compensación fiscal, a través de retenciones y subsidios», aseguró.

«Esto permitiría acumular reservas y preparar el camino hacia una unificación que, obviamente, debe ser nuestro objetivo a largo plazo. No obstante, la transición conlleva riesgos y es preferible llevarla a cabo dentro de un plan integral, en lugar de manera abrupta e inmediata en las condiciones actuales de la economía. Debemos preparar el terreno», explicó.

Por otro lado, Bullrich afirmó: «Estamos convencidos de que es necesario eliminar de inmediato el cepo cambiario».

En relación a esa afirmación, Luciano Laspina, el principal consejero económico de la precandidata y diputado nacional por la provincia de Santa Fe, aseguró que la eliminación del cepo será «rápida, pero no ingenua».

En el contexto de la contienda electoral entre ambos precandidatos, el jefe de gobierno porteño avivó la llama y expresó: «El cepo no se levanta en el primer día, ¿cómo se va a levantar si no hay dólares en el Banco Central?».

También advirtió que con la eliminación repentina de los controles de cambio, «el dólar se dispararía, $5000, $6000, es difícil de predecir, pero no hay dólares en el Banco Central, es una simple operación matemática, pesos divididos por dólares».

En este contexto, Bisang señaló: «La eliminación del cepo y la unificación cambiaria son objetivos a alcanzar si se quiere una economía ordenada, pero el momento y el contexto serán importantes. Hoy no nos encontramos en la misma situación que en 2015, la cantidad de pesos en circulación es mucho mayor, no hay reservas para sostener el tipo de cambio y una eliminación demasiado rápida del cepo podría generar un sobrepaso que sería, además de recesivo, peligroso en términos de inflación».

«Desmantelar el cepo y unificar debe llevarse a cabo dentro de un programa integral, donde la política monetaria vaya de la mano con la fiscal para evitar generar más inconsistencias», consideró.

Propuesta de dolarización

En relación a la propuesta de dolarización del candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, Kalos afirmó: «Es una idea muy mala en términos pragmáticos porque implicaría una devaluación muy brusca de la economía para poder dolarizar la cantidad de pesos que existen hoy a una tasa de cambio factible. Esta sería significativamente mayor al tipo de cambio actual».

«Además, conceptualmente y a largo plazo, implica perder una herramienta de política económica. Si bien se argumenta que Argentina ha utilizado de manera incorrecta la política monetaria y cambiaria en los últimos años, eso no puede ser una justificación para eliminarla, ya que también es muy difícil retornar de una dolarización y crear nuevamente una moneda nacional».

«Y estar atado de manos y pies, no solo a no tener política monetaria y cambiaria, sino a tener la de otro país que decide por ti, es un problema y demuestra una creencia de que la sociedad argentina es idiota, incapaz de manejar sus propias políticas. Quienes sugieren esto están incluso diciendo que ellos mismos no se consideran capaces», concluyó.

ld / ds / ed