El FMI detalló en su informe la disminución de las reservas del BCRA en US$ 14.100 millones

El detallado informe extenso de los expertos del Fondo Monetario Internacional revela todos los aspectos de la negociación con Argentina, y destaca la preocupante y confidencial situación económica, solo sostenida por la ayuda de la moneda china

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  • Las reservas líquidas negativas del Banco Central argentino ascienden a US$ 14.100 millones, según el informe del FMI. El Banco Central está utilizando los yuanes provistos por el Banco Popular de China y hay un swap por 3.000 millones de dólares aportado por el Banco de Basilea.
  • La sequía y la caída de las exportaciones han tenido un fuerte impacto en las reservas del Banco Central, llevando al Gobierno a tomar medidas como el cepo a las importaciones para intentar frenar la salida de divisas.
  • La deuda comercial por importaciones de bienes ha alcanzado un máximo histórico de US$ 34.300 millones en el primer trimestre de 2023, lo que representa una demanda adicional de dólares que se pospone para el futuro. El FMI exige mantener el esquema de depreciación diaria del peso para mantener el valor del dólar cerca de la inflación.

El amplio informe redactado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la renegociación con Argentina reveló el dato más esperado por el mercado cambiario: las reservas líquidas negativas del Banco Central alcanzan los US$ 14.100 millones.

Dicho número se encuentra en una de las tablas utilizadas por los expertos que elaboraron el informe para ilustrar la compleja situación que atraviesa Argentina, a la cual el Fondo le ha desembolsado US$ 7.500 millones.

Los bancos centrales suelen evitar revelar la situación real de sus reservas, ya que esto permite al mercado cambiario especular con las transacciones de divisas.

Por lo tanto, hasta ahora, el Banco Central no proporcionaba información al respecto, y las consultoras realizaban estimaciones en función de datos parciales.

Según el informe publicado por el FMI, este swap asciende a un equivalente de 17.900 millones de dólares, de los cuales se han utilizado US$ 6.500 millones.It. Sin contar con dólares propios, el Banco Central está utilizando los yuanes proporcionados por el Banco Popular de China.

También existe un swap de 3.000 millones de dólares proporcionado por el Banco de Basilea, respaldado por oro o bonos del Tesoro de los Estados Unidos propiedad del BCRA. Esta operación, revelada hace dos semanas por una consultora, generó revuelo en el mercado y obligó al BCRA a dar explicaciones.

La posibilidad de utilizar los yuanes está sujeta a la autorización del Banco Central de China.

El Gobierno está negociando con Brasil para poder utilizar los yuanes en el comercio bilateral con ese país, lo que permitiría a las empresas argentinas pagar sus compras a Brasil con yuanes chinos.

Las cifras del Banco Central reflejan el fuerte impacto que tuvo la sequía, que restó ingresos por exportaciones por más de 20.000 millones de dólares.

Ante esta situación, el Gobierno ha implementado restricciones severas a las importaciones con el fin de evitar la continua salida de divisas. Se estima que hay importaciones paralizadas por un monto de aproximadamente US$ 32.000 millones en el sector importador.

El sector automotriz está experimentando una ralentización en la entrada de vehículos desde hace dos meses, según ha informado la Cámara del Comercio Automotor. Los importadores se han visto obligados a recurrir a préstamos de sus casas matrices, los cuales deberán devolver en un futuro utilizando dólares que adquirirán al Banco Central.

La consultora Ecolatina sostiene que la deuda comercial por importaciones de bienes alcanza niveles históricos, incluso al ser medida en moneda constante.

Para el primer trimestre de 2023, la deuda comercial ha alcanzado los US$ 34.300 millones. Esta cifra representa una demanda adicional de dólares que se ha ido postergando para más adelante. Uno de los principales desafíos para el equipo económico es que el FMI solicita la continuación del esquema de depreciaciones diarias del peso, con el objetivo de que la evolución del dólar se mantenga más alineada con la inflación.