El IPC, una baza estratégica para Massa en la campaña y en la disputa con el FMI, respaldado por el «círculo rojo»

El 6% de junio no causará perturbaciones en la estrategia electoral del candidato oficialista. El establishment se mostró cauteloso para evitar controversias

Compartir en WhatsApp
Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
Compartir en LinkedIn
Compartir en Telegram
Copiar enlace
  • La desaceleración de la inflación en junio le da un respiro al ministro de Economía, Sergio Massa, en su campaña electoral.
  • El control de la inflación se ha convertido en una carta de campaña importante para Massa, demostrando liderazgo y evitando una devaluación brusca.
  • El empresariado ha jugado un papel importante en la estabilidad de precios, evitando una carrera contra el dólar y respaldando a Massa.

La desaceleración de la inflación en junio, con una tasa del 6%, ha sido una buena noticia para el candidato presidencial Sergio Massa en el contexto de su campaña electoral para las PASO que se llevarán a cabo en un mes. Este dato contrasta con el estancamiento de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, lo cual ha generado preocupación en el mercado debido a la escasez de dólares en las reservas internacionales del Banco Central. Además, esta situación le ha dado cierto respiro en medio de la incertidumbre en las cotizaciones de los dólares paralelos, que podrían convertirse en un problema después de las elecciones primarias, junto con la demanda de dolarización previa a las elecciones.

En el Ministerio de Economía consideran que la tendencia a la baja del Índice de Precios al Consumidor (IPC) es una muestra del «liderazgo» de Massa, después de haber enfrentado la crisis generada por la corrida cambiaria de abril, donde la inflación alcanzó un pico del 8.4%, poniendo en duda su candidatura presidencial. El ministro de Economía se ha enfocado en controlar la inflación como estrategia de campaña, basándose en la premisa de evitar una devaluación brusca para evitar una pérdida repentina del poder adquisitivo de los trabajadores y una caída de la clase media sin herramientas para recuperarse.

«Desde que asumió el Ministerio, ha logrado resistir varios intentos del mercado de marcar el rumbo de la economía. Está demostrado que llegará», afirmó en estricto off the record un economista cercano a Massa. El pedido de anonimato no se debe a la controversia de esas declaraciones, sino a lo que ocurrirá después del 10 de diciembre. Si el ministro de Economía llega a la Casa Rosada, es probable que se encuentre con los mismos desafíos que sus competidores: implementar un plan de estabilización que incluya la reducción de la brecha cambiaria y una devaluación. «En enero te lo contaré», soltó ese exfuncionario enigmáticamente. Tal vez haya un plan B que combine el «plan llegar» con un nuevo comienzo.

La inflación alta, pero en descenso, se queda fuera de la campaña

Detrás de la disminución de la inflación hay varios factores a tener en cuenta. En primer lugar, la negativa de Massa a utilizar las reservas del Banco Central a pesar de las restricciones del FMI. Esta jugada no solo puso fin a la corrida cambiaria de abril, sino que también le valió el respaldo de la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien consideró este movimiento como una «fidelidad natural» a los principios del acuerdo sellado en el Frente de Todos, que luego se convirtió en Unión por la Patria.

El argumento cambiario para frenar la inflación fue utilizado por el ministro de Economía para mostrarle al FMI el «impacto devastador de la no intervención». También confiaba en que el personal del FMI le daría un respaldo más contundente al adelantar los fondos, a pesar de no cumplir con las metas del acuerdo original de repago de la deuda. Hoy, en el Ministerio de Economía, afirman que los resultados en términos de bienestar de la población son más significativos que las reglas y las disputas con el organismo multilateral de crédito.

La inflación iba a ser el tema central de la campaña de los diferentes candidatos. Massa esperaba que hacia finales del año pasado el IPC comenzara con un «3» pero el efecto de la sequía jugó en su contra, según argumenta el ministro. Mientras tanto, la oposición esperaba que el mercado criticara al Gobierno antes de tiempo por sus políticas expansivas y la emisión monetaria. La estabilidad del IPC evitó que la economía fuera el foco del debate y puso en primer plano las diferencias ideológicas dentro de las coaliciones. También se celebró en el equipo de Massa. «Que se peleen entre (Patricia) Bullrich y (Horacio) Rodríguez Larreta en la interna. Nosotros no haremos nada», fue la orden.

El empresariado se comportó de manera «inteligente»

Otro factor a tener en cuenta fue el comportamiento «inteligente» del empresariado en términos de aumentos de precios. Fuentes del establishment admitieron a PERFIL que la estabilidad de los precios incluso ha implicado una disminución de la rentabilidad para fábricas y grandes centros comerciales. El plan del sector empresarial fue «no asfixiar al candidato oficialista» con una carrera ascendente del dólar. A cambio, Massa ha demostrado flexibilidad para escuchar y tomar decisiones en favor de los intereses del sector privado, «sin descuidar los reclamos kirchneristas». Los empresarios se sintieron aliviados con la retirada de la candidatura del ministro del Interior, Eduardo «Wado» De Pedro, a quien «respetan» pero consideran como representante de Cristina Kirchner.

La tendencia a la baja de la inflación no oculta el fracaso de las políticas para evitar los desequilibrios macroeconómicos. La acumulación anual de los aumentos de precios supera el 130% y desde el inicio del gobierno de Alberto Fernández la inflación acumulada alcanza el 509%. Con estos números en mente, Massa no celebrará «la disminución de la inflación», sino que su evaluación será más cautelosa. En su equipo económico son conscientes de que el impacto negativo y significativo de la inflación en las variables económicas de la población.

Con la estrategia de «gestión como campaña», el aspirante a la presidencia buscará enfrentar las consecuencias del rechazo que recibió por parte del Fondo Monetario Internacional. Incluso, algunos colaboradores cercanos sospechaban de motivaciones políticas detrás de la resistencia del organismo internacional de liberar el ajuste fiscal en plena campaña. Hasta ahora, Massa está aprovechando los beneficios de su viaje a China, cuando su sueño de convertirse en presidente estaba empezando a hacerse realidad. Actualmente, las importaciones se pagan a una tasa de cambio de 8 a 2 en yuanes en comparación con los dólares.